domingo, 5 de enero de 2014

CRISIS DE PAREJA


                                (foto: google imágenes)
                                
Se conoce como crisis a aquel período o situación en el cual la normalidad vigente pierde su sustancia dándole lugar y primando los cambios bruscos o dificultades.

Las crisis se contemplan como situaciones indeseables de las que se quiere huir, pero sin situaciones de crisis no habría progreso. Todo paso hacia una situación mejor esta precedido, inevitablemente, por una crisis, del mismo modo puede ser, también, el precedente de una situación no deseable. Esta doble consecuencia se da, asimismo, en las que están motivadas por las tensiones en la convivencia de la pareja.
Si una relación afectiva se vive sin ningún momento critico, difícilmente será una relación dinámica y enriquecedora, del mismo modo que, si se vive en una situación de crisis continuada se estará cerca de la ruptura o se estará viviendo una situación tensa como insoportable.
Existen dos tipos de conflictos: los estáticos y los dinámicos.
Los estáticos son aquellos en los que la pareja vive instalada y sin capacidad para afrontar un cambio por una falta de dialogo, de comunicación, un mal entendimiento sexual, un distanciamiento en lo que se refiere a la educación de los hijos y muchas otras situaciones; en la medida en que estas sean vividas de modo resignado o recriminatorio, pero sin voluntad ni de esperanza ni de cambio, deberían considerarse como conflictos estáticos.    
Cuando estas mismas circunstancias u otras distintas sean consideradas insoportables y no se este dispuesto a mantenerlas indefinidamente, cuando se plantee la inviabilidad de una convivencia si no se resuelven las circunstancias que motivan el conflicto, nos hallaremos ante un conflicto dinámico, o sea ante una situación de crisis.
A través de la comunicación y el diálogo, la confrontación de opiniones y los deseos de satisfacer las necesidades del otro, así como el establecimiento de una mutua actitud de apertura y de manifestación de las propias necesidades, harán posible la resolución de muchos malentendidos, de situaciones de desacuerdo y de conflicto que no llegaran a ser tales.
Las crisis y las situaciones de conflictividad estática responden a situaciones en las que falta una buena predisposición, o a aparición de un problema de repercusiones inesperadas por su trascendencia.
Cuando estalla la crisis, es muy difícil evitar una actitud acusadora con respecto del otro; normalmente se tiende a culpar al otro. Cuando se actúa de este modo, como es lógico el otro se defiende: ha estallado la discusión y el enfrentamiento.

 

(foto: google imágenes)




Motivos de crisis

Pueden tener dos orígenes que se discriminan en:

1-    Crisis endógena: surgen de los conflictos que existen en la propia relación afectiva  de la pareja y puede ser de dos tipos: las que provienen de una situación crónica que se ha ido disimulando y tolerando y que, llegado cierto punto, uno de los miembros de la pareja hace estallar como ultimo intento para resolver el problema; o las de tipo concreto que no están precedidas por una problemática anterior o no son su consecuencia directa.
2-    Crisis exógena: son las que se viven como consecuencia de acontecimientos ajenos a la pareja, pero directamente relacionados con ella. Los conflictos que pueden provocarlas pueden referirse a ambos miembros o a uno solo.

Las crisis de carácter exógeno suelen producirse cuando aparecen dificultades para asumir las actitudes y los comportamientos del otro en su espacio personal, mientras que las de carácter endógeno aparecen en los conflictos que se producen en el espacio de convivencia.


La infidelidad

Una infidelidad se puede iniciar en un momento de crisis de pareja, puede ser porque se deja de estar enamorado de la persona amada, porque al dejar al dejar de estarlo, se genera la condición previa fundamental para que pueda aparecer otro sentimiento de enamoramiento.
Otra puede ser de la relación que una persona pueda establecer con otra en ausencia de sentimientos y movida solo por la necesidad de satisfacer un deseo.
Ante esta situación si uno u otro procuran no perder la serenidad, no se dejan llevar por el impulso de la ofensa y del amor propio, si hay voluntad de estar con el otro  y entender su situación y no se actúa de modo precipitado, lo que en su momento podría parecer una situación irreversible, se vuelve con el transcurso del tiempo, sin grandes traumas. La pareja puede reemprender una vida afectiva con más intensidad, entusiasmo e ilusión.
Una  infidelidad, en la medida que supone una crisis, puede convertirse en un acontecimiento fortalecedor.




                                                          (foto: google imágenes)

Cambios a partir de las crisis

1-    Nuevo enfoque de la relación: a raíz de una situación de crisis en la que  la tensión ha sido intensa y evidente el peligro de ruptura, se haya posibilitado que ambos componentes de la pareja adviertan el valor de lo que han estado a punto de perder, recuperen antiguos sentimientos amorosos y busquen en si mismos la fuerza para iniciar un nuevo enfoque en la pareja; revitalicen su vida sexual, recuperen el gusto por la comunicación y la ternura.

2-    Relaciones destructivas: cuando ambos miembros defienden su postura sin dar posibilidad alguna al cambio, cuando se empeñan en creer que están actuando correctamente o uno de los miembros considera que todo va bien, que no entiende de que se queja el otro y considera la situación creada como una crisis personal de quien esta descontento con el tipo de convivencia que mantienen, es posible que la crisis haya sido un esfuerzo estéril.
Al advertir que podría llevarles a una situación de conflicto mas grave todavía y al tener miedo de afrontar la ruptura, la energía que la crisis había despertado  pierde contundencia, el enfrentamiento se vuelve recriminación y, a veces, se regresa al silencio para evitar “molestar” al otro.

3- Ruptura: tras destapar la situación de desacuerdo, de    distancia afectiva, de falta de sentimientos amorosos y tras valorar como insuperables las dificultades para iniciar una convivencia gratificante, una pareja puede llegar a la decisión de separarse.


   


                                                             (foto: google imágenes)


Ejemplo: dialogo de pareja en terapia

Esposo (al terapeuta): una larga experiencia me ha enseñado que si quiero mantener la paz en mi casa no debo oponerme a que las cosas se hagan como ella quiere.

Esposa: eso no es cierto! Me gustaría que mostraras un poco mas de iniciativa y decidieras por lo menos algo cada tanto, porque…

Esposo (interrumpiendo): ¡Nunca me dejarías hacerlo!

Esposa: te dejaría de buen agrado, pero cuando lo hago nunca pasa nada, y entonces yo tengo que hacer todo a ultimo momento.

Esposo (al terapeuta): ¿lo ve? Uno no puede ocuparse de las cosas a medida que se presentan, hace falta planearlas y organizarlas con una semana de anticipación.

Esposa (enojada): dame un solo ejemplo en los últimos años en que hayas hecho algo.

Esposo: supongo que no puedo hacerlo…porque es mejor para todos, incluso para los chicos, si dejo que te salgas con la tuya. Eso lo descubrí muy a comienzos de nuestro matrimonio.

Esposa: nunca te has portado de otra manera, nunca, desde el comienzo, siempre me has dejado todo a mí.

Esposo: por amor a Dios!, escuchen esto (pausa, luego dirigiéndose al terapeuta). Supongo que ahora se refiere a que siempre le pregunto que es lo que ella quiere (…) en lugar de comprender que solo quería ser amable con ella, se enojaba…

Esposa (al terapeuta): sí, lo que todavía no comprende es que si una escucha este asunto de “cualquier cosa que quieras hacer, esta bien para mi” un mes tras otro, uno comienza a sentir que nada de la que una quiere le importa…

(fuente: “Teoría de la comunicación humana” Paul Watzlawick)

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