(foto: google imágenes)
Se conoce como crisis a aquel período o situación en el cual
la normalidad vigente pierde su sustancia dándole lugar y primando los cambios
bruscos o dificultades.
Las crisis se contemplan como
situaciones indeseables de las que se quiere huir, pero sin situaciones
de crisis no habría progreso. Todo paso hacia una situación mejor esta
precedido, inevitablemente, por una crisis, del mismo modo puede ser, también,
el precedente de una situación no deseable. Esta doble consecuencia se da, asimismo,
en las que están motivadas por las tensiones en la convivencia de la pareja.
Si una relación afectiva se
vive sin ningún momento critico, difícilmente será una relación dinámica y
enriquecedora, del mismo modo que, si se vive en una situación de crisis
continuada se estará cerca de la ruptura o se estará viviendo una situación
tensa como insoportable.
Existen dos tipos de conflictos: los estáticos
y los dinámicos.
Los estáticos
son aquellos en los que la pareja vive instalada y sin capacidad para afrontar
un cambio por una falta de dialogo, de comunicación, un mal entendimiento
sexual, un distanciamiento en lo que se refiere a la educación de los hijos y
muchas otras situaciones; en la medida en que estas sean vividas de modo
resignado o recriminatorio, pero sin voluntad ni de esperanza ni de cambio,
deberían considerarse como conflictos
estáticos.
Cuando estas mismas circunstancias u otras distintas sean consideradas insoportables y no se este dispuesto a mantenerlas indefinidamente, cuando se plantee la inviabilidad de una convivencia si no se resuelven las circunstancias que motivan el conflicto, nos hallaremos ante un conflicto dinámico, o sea ante una situación de crisis.
Cuando estas mismas circunstancias u otras distintas sean consideradas insoportables y no se este dispuesto a mantenerlas indefinidamente, cuando se plantee la inviabilidad de una convivencia si no se resuelven las circunstancias que motivan el conflicto, nos hallaremos ante un conflicto dinámico, o sea ante una situación de crisis.
A través de la comunicación y el diálogo, la
confrontación de opiniones y los deseos de satisfacer las necesidades del otro,
así como el establecimiento de una mutua actitud de apertura y de manifestación
de las propias necesidades, harán posible la resolución de muchos
malentendidos, de situaciones de desacuerdo y de conflicto que no llegaran a
ser tales.
Las crisis
y las situaciones de conflictividad
estática responden a situaciones en las que falta una buena predisposición,
o a aparición de un problema de repercusiones inesperadas por su trascendencia.
Cuando estalla la crisis, es muy difícil
evitar una actitud acusadora con respecto del otro; normalmente se tiende a
culpar al otro. Cuando se actúa de este modo, como es lógico el otro se
defiende: ha estallado la discusión y el enfrentamiento.
Motivos
de crisis
Pueden tener dos orígenes que se discriminan
en:
1-
Crisis endógena: surgen de los conflictos que existen en la propia
relación afectiva de la pareja y puede
ser de dos tipos: las que provienen de una situación crónica que se ha ido
disimulando y tolerando y que, llegado cierto punto, uno de los miembros de la
pareja hace estallar como ultimo intento para resolver el problema; o las de
tipo concreto que no están precedidas por una problemática anterior o no son su
consecuencia directa.
2-
Crisis exógena: son las que se viven como consecuencia de
acontecimientos ajenos a la pareja, pero directamente relacionados con ella.
Los conflictos que pueden provocarlas pueden referirse a ambos miembros o a uno
solo.
Las crisis de carácter exógeno suelen
producirse cuando aparecen dificultades para asumir las actitudes y los
comportamientos del otro en su espacio personal, mientras que las de carácter
endógeno aparecen en los conflictos que se producen en el espacio de
convivencia.
La infidelidad
Una infidelidad se puede iniciar en un momento
de crisis de pareja, puede ser porque se deja de estar enamorado de la persona
amada, porque al dejar al dejar de estarlo, se genera la condición previa
fundamental para que pueda aparecer otro sentimiento de enamoramiento.
Otra puede ser de la relación que una persona
pueda establecer con otra en ausencia de sentimientos y movida solo por la
necesidad de satisfacer un deseo.
Ante esta situación si uno u otro procuran no
perder la serenidad, no se dejan llevar por el impulso de la ofensa y del amor
propio, si hay voluntad de estar con el otro
y entender su situación y no se actúa de modo precipitado, lo que en su
momento podría parecer una situación irreversible, se vuelve con el transcurso
del tiempo, sin grandes traumas. La pareja puede reemprender una vida afectiva
con más intensidad, entusiasmo e ilusión.
Una
infidelidad, en la medida que supone una crisis, puede convertirse en un
acontecimiento fortalecedor.
Cambios
a partir de las crisis
1-
Nuevo enfoque de la relación: a raíz de una situación de crisis en
la que la tensión ha sido intensa y
evidente el peligro de ruptura, se haya posibilitado que ambos componentes de
la pareja adviertan el valor de lo que han estado a punto de perder, recuperen
antiguos sentimientos amorosos y busquen en si mismos la fuerza para iniciar un
nuevo enfoque en la pareja; revitalicen su vida sexual, recuperen el gusto por
la comunicación y la ternura.
2-
Relaciones destructivas: cuando ambos miembros defienden su
postura sin dar posibilidad alguna al cambio, cuando se empeñan en creer que
están actuando correctamente o uno de los miembros considera que todo va bien,
que no entiende de que se queja el otro y considera la situación creada como
una crisis personal de quien esta descontento con el tipo de convivencia que
mantienen, es posible que la crisis haya sido un esfuerzo estéril.
Al advertir que podría
llevarles a una situación de conflicto mas grave todavía y al tener miedo de
afrontar la ruptura, la energía que la crisis había despertado pierde contundencia, el enfrentamiento se
vuelve recriminación y, a veces, se regresa al silencio para evitar “molestar”
al otro.
3- Ruptura: tras destapar la situación de desacuerdo, de distancia
afectiva, de falta de sentimientos amorosos y tras valorar como insuperables
las dificultades para iniciar una convivencia gratificante, una pareja puede
llegar a la decisión de separarse.
Ejemplo:
dialogo de pareja en terapia
Esposo (al terapeuta): una larga experiencia
me ha enseñado que si quiero mantener la paz en mi casa no debo oponerme a que
las cosas se hagan como ella quiere.
Esposa: eso no es cierto! Me gustaría que
mostraras un poco mas de iniciativa y decidieras por lo menos algo cada tanto,
porque…
Esposo (interrumpiendo): ¡Nunca me dejarías
hacerlo!
Esposa: te dejaría de buen agrado, pero cuando
lo hago nunca pasa nada, y entonces yo tengo que hacer todo a ultimo momento.
Esposo (al terapeuta): ¿lo ve? Uno no puede
ocuparse de las cosas a medida que se presentan, hace falta planearlas y
organizarlas con una semana de anticipación.
Esposa (enojada): dame un solo ejemplo en los
últimos años en que hayas hecho algo.
Esposo: supongo que no puedo hacerlo…porque es
mejor para todos, incluso para los chicos, si dejo que te salgas con la tuya.
Eso lo descubrí muy a comienzos de nuestro matrimonio.
Esposa: nunca te has portado de otra manera,
nunca, desde el comienzo, siempre me has dejado todo a mí.
Esposo: por amor a Dios!, escuchen esto
(pausa, luego dirigiéndose al terapeuta). Supongo que ahora se refiere a que
siempre le pregunto que es lo que ella quiere (…) en lugar de comprender que
solo quería ser amable con ella, se enojaba…
Esposa (al terapeuta): sí, lo que todavía no
comprende es que si una escucha este asunto de “cualquier cosa que quieras
hacer, esta bien para mi” un mes tras otro, uno comienza a sentir que nada de
la que una quiere le importa…
(fuente: “Teoría de la comunicación humana”
Paul Watzlawick)
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twitter: @roxanachujer
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