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¿Qué es un ataque de pánico?
El ataque de pánico
es una forma de ansiedad anticipatoria que se manifiesta con crisis
recurrentes. Estas aparecen como episodios de angustia de intensidad extrema,
de inicio abrupto e inmotivado, con intensos síntomas físicos y emocionales,
entre los cuales se destacan molestias cardiorrespiratorias y neurovegetativas,
asociadas a sensación de terror y descontrol inminente.
Un ataque de pánico
puede incluir una gran variedad de experiencias, y generalmente se desarrolla
tan rápido que abruma a la persona que lo sufre y le genera una sensación de
confusión junto con la incapacidad de explicar lo que paso. Es un momento de
intenso miedo y angustia que por lo general se disparan por causa de un agente
activador generando inmediatamente una crisis de ansiedad.
Es una experiencia
muy intensa en la que sin razón aparente se comienza a sentir miedo, angustia y
sensaciones físicas como taquicardia, sudoración, adormecimiento de manos y
piernas, dificultad para respirar, entre otras. En muchos casos quien lo padece
no sabe lo que está ocurriendo y esto genera más miedo e incertidumbre.
Un ataque de pánico
es la preparación de su cuerpo para afrontarse a una sensación de extremo
peligro para reaccionar de forma muy rápida ante una amenaza. Es una respuesta biológica del organismo en un
momento en que no hay tiempo para pensar.
Este trastorno es
bastante diferente a otros tipos de
ansiedad en cuanto a que los
ataques de pánico se presentan inesperadamente, aparentemente sin causa alguna
y frecuentemente causan incapacidad para resolverlo en el momento.
Se habla de ansiedad
anticipatoria como una respuesta natural del organismo para defenderse de
una amenaza o para afrontar una situación difícil, esta es una respuesta
patológica debido a que se superan ciertos umbrales de activación (tolerables
para el “yo”, para la persona, para el “self”) y se manifiesta en ataques
de pánico.
¿Cuáles son los síntomas?
Pueden aparecer:
·
Taquicardia y/o palpitaciones
·
Opresión en el pecho
·
Sensación de falta de aire
·
Sudoración y sofocaciones
·
Sensación de un “nudo” en el estomago y náuseas
·
Mareos con o sin sensación desmayo
·
Miedo a atragantarse, sensación de que “la garganta se
cierra”
·
Cólicos intestinales con sensación de diarrea
·
Temblores
·
Visión borrosa
¿Qué pensamientos negativos aparecen?
·
“Me estoy muriendo”
·
“Me voy a desmayar”
·
“Me estoy ahogando”
·
“Me estoy infartando”
·
“Me va a dar un ACV”
·
“Me estoy volviendo loco”
·
“Voy a perder el control”
·
“Voy a quedar paralizado por el miedo”
·
“Debo tener un tumor cerebral”
·
“Me debo estar enfermando del corazón”
Estos síntomas y
pensamientos negativos se retroalimentan constantemente generando un circulo
vicioso del cual cada vez es mas difícil salir.
Pueden aparecer en
cualquier momento de la vida por diferentes razones ya sea situacional,
espontáneo o estructural, es decir a partir de una situación imprevista que
tenga que afrontar ya sea:
* la muerte de un
ser querido,
* un abandono,
* un despido,
* conflictos de
parejas,
* enfermedad de un
ser querido,
* nacimiento,
* abortos,
* mudanzas,
* problemas
económicos,
* embarazo,
* conflictos
familiares, etc.
Son situaciones que
sorprenden al individuo, lo invaden y desbordan su capacidad para resolverlo.
Esto depende de cada persona y los recursos que tenga para afrontarlos.
Recorrido por guardias, especialistas y/o curanderos
Hasta que se llega
al diagnóstico de “Ataque de pánico” suele haber un recorrido por diferentes
especialistas hasta que se deriva a los profesionales de salud mental.
Luego de una crisis
de pánico, por lo general, se termina en una guardia hasta que lo compensan, le
dan el alta o lo derivan a consultorios externos con un medico clínico. A
partir de allí van a cardiólogos, neurólogos, gastroenterólogos, traumatólogos,
etc. y hasta se llega a consultar a curanderos atribuyendo los síntomas a
“algún mal” que alguien le hizo.
Con la certeza de
que los estudios salen bien o que con los medicamentos que le indicaron, los
episodios espontáneos de pánico no desaparecen se dirigen al Psiquiatra y/o
Psicólogo.
El diagnostico de “Ataques de pánico”
Una vez que los médicos
hayan descartado una patología orgánica que se hubiese relacionado directamente
con los síntomas existentes, el profesional de salud mental para evaluar el
diagnóstico de ataque de pánico deberá
detectar lo siguiente:
·
estructuras disfuncionales de pensamiento
·
sensaciones corporales fóbicas prevalentes
·
grado de deterioro laboral, vincular, afectivo y de
productividad general
·
severidad del trastorno de pánico y de la movilidad
·
estado de ánimo
·
factores predisponentes infantiles y desencadenantes cercanos
·
porcentaje diario y semanal de ansiedad anticipatoria
·
frecuencia e intensidad de las crisis limitadas de síntomas
panicosos
·
predominio de ataques de pánico espontáneos o situacionales
Factor
desencadenante:
El factor que genera esta crisis se da por “principios” que
funcionan como base para la aparición del pánico.
Situaciones, que bajo la previa existencia de estos
“principios”, hacen detonar dicha crisis.
Estos “principios” suelen formarse por predisposición
genética, patrones familiares y sistemas de creencias del sujeto.
Para afrontar el pánico hay que recurrir
a profesionales de la salud mental. El psiquiatra evaluará el caso y
administrará la medicación necesaria para el tratamiento; el psicólogo
realizará la terapia complementaria a dicho tratamiento.
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